DE CUANDO DECIDÍ SER DECORADORA...

Recordar mis primeros comienzos decorando, va unido a mis primeros recuerdos creando.

 

Siempre he sido muy hábil con las manos y veloz con la imaginación. Recuerdo desde pequeña mi gusto por todo lo relacionado con las artes plásticas, tan poco potenciadas en mi época. Estoy convencida de que se hubiera podido sacar mucho más potencial de mí.

 

Como primera imagen mía decorando, creo que fue en mi dormitorio, y os cuento el motivo.

 

Recuerdo una práctica de la época, y que en la actualidad ya no es muy común (aunque a veces flipo en colores) que es, la de tener el salón-comedor cerrado y solo abrirlo para momentos y eventos puntuales. Tal y como vemos en la foto, en el cumpleaños de mi hermana.

El tema de los espacios, las distribuciones bien planteadas y estudiadas, el crear ambientes funcionales y prácticos, esta es otra de mis máximas, clave en mi trabajo. Será otro tema del que hablar largo y tendido.

 

El resto del año, el día a día, lo pasábamos en la famosa salita, espacio mucho más pequeño y sobrio.

 

Conseguí hacer entrar en razón a mis padres, por pura lógica y al final accedieron. He aquí que venía ahora el plan B, instalar mi campamento base, en dicha salita, independizarme de mi hermana y, por consiguiente, tener mi propio espacio. Recuerdo pintar las paredes en un color rosa/salmón (terrible) y poner una cenefa floral de estarcido por todo el perímetro. También me agencié una mesilla de mi abuela (son las que tengo en la actualidad, preciosas), la cama, un edredón nuevo, una mesa camilla y poco más, la economía no daba para mucho.

 

En mi mundo de aquel entonces, recuerdo crear cuadros, dibujos, flores prensadas, bisutería, lámparas, pintar telas, cristales, actualizar piezas anticuadas, apuntarme a cursos de fotografía y revelado, restaurar, tapizar, hacer fotomontajes, collage... Eran un montón de actividades, pero necesitaba prepararme en algo más concreto, como decían entonces, tener una profesión.

 

Y entonces, por historias que no vienen a cuento, me matriculé en la escuela Barreira para estudiar Artes Aplicadas. En principio, la idea era coger la especialidad de diseño publicitario, pero en el transcurso de los dos años antes de elegir la especialidad, me decanté por decoración.

 

Mentalmente siempre he practicado un ejercicio, que los que pertenezcan al gremio tal vez compartan, que es, transformar los espacios en los que me encuentro, a mi gusto, muevo tabiques, pinto, pongo papel, cambio mobiliario, derribo cocinas, baños, ¡casas!

 

Hago proyectos ¡¡GRATIS!!

En aquella época ya lo hacía, por eso sentí que mi mundo interior casaba mejor con la decoración.

 

Fueron cinco años maravillosos, a muchos niveles, personal, social, intelectual, pero quizás lo que más valoro de todo, incluso más que la formación que adquirí, fue la gente que conocí. Muchos, no se de su vida, perdimos contacto, otros por Facebook, Guillermo se nos fue.

 

Pero ella sí, mi Ana Tarín. No podría hablar de ser decoradora sin mencionarla, ¡con los kilómetros de rótring que tenemos pasados! Ella me llama: ¡Antonia!, y me dice: ¡no me llamas! Pero siempre estamos. Con ella el vínculo y el amor es incondicional.

 

Y, hasta aquí, que si no, os aburro. Ya os contaré  más cositas, que van pasando después.

                                

                                      #ILOVEMYJOB

 

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